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Foto del escritorC Miller

El principal asiento del alma.

Si nos detenemos en la orilla de una playa creyendo erróneamente que la espuma de las olas es lo único que hay en el océano, jamás entenderemos el desconocido y misterioso océano. Lo mismo sucede con el espiritismo que levanta el velo de lo desconocido y permite al hombre elevar la mirada hacia el Universo a que pertenece, sacándolo de su circunscrita visión materialista.


Según la definición dada por Allan Kardec, el espiritismo es la ciencia que estudia la naturaleza, el origen y el destino de los espíritus, y las relaciones que hay entre el mundo espiritual y el mundo corporal.


La doctrina espírita aplica el método científico en sus análisis.


En algunas ocasiones los estudiosos caen en el error de elaborar hipótesis pseudocientíficas, porque no siguen un método científico, por lo tanto, no se puede comprobar sus resultados. Estas hipótesis suelen caracterizarse por afirmaciones ambiguas, contradictorias y poco específicas donde el uso del fraude y de las exageraciones está a la orden del día. Las pseudociencias carecen de algo donde reside todo el valor de la ciencia: su utilidad. No hay pruebas del hecho ni resultados fiables.


La ciencia oficial actual empieza a considerar los fenómenos espíritas dentro de sus objetivos de análisis. Muchos investigadores del siglo XIX se dedican al estudio de los conceptos relacionados con cuestiones como la existencia de Dios, la reencarnación, la comunicabilidad con los espíritus o la inmortalidad del alma. No se puede ir contra la verdad, en un futuro no muy lejano la ciencia oficial concordará con los postulados espíritas.


El pensador francés, René Descartes nos habla en el siglo XVII de la existencia de Dios, del lugar del hombre en la naturaleza, formula la teoría del dualismo mente-cuerpo, y defiende el libre albedrío. Por otra parte Descartes dice que la razón es suficiente al hombre para la búsqueda de los bienes que debe perseguir y afirma que la virtud consiste en el razonamiento correcto que debería guiar nuestras acciones.


La neuroanatomía y neurofisiología fueron motivos de estudios y de esfuerzos por parte de Descartes. Tuvo particular interés en la glándula pineal, a la que llamó el «principal asiento del alma«·


Glándula pineal:


El tema es abordado en su obra de 1637 Tratado del hombre. Sin embargo su estudio más extenso en la neurofisiología y neuropsicología de la glándula pineal lo expuso en su obra Las pasiones del alma de 1649, obra en la cual el filósofo consideró al ser humano dividido en dos sustancias, el cuerpo mecánico (sustancia extensa) y el alma (sustancia pensante), y es por medio de la glándula pineal en la región posterior del cerebro como el alma se comunicaba con el cuerpo. Esta obra contiene un estudio de los procesos y reacciones psicosomáticos en el hombre, con un énfasis en las emociones y pasiones.​


En nuestros tiempos las investigaciones sobre la glándula pineal están muy avanzadas y el Dr. Sergio Felipe de Oliveira desarrolla varias investigaciones en este sentido, demostrando con la ciencia médica del siglo XX las afirmaciones cartesianas planteadas en el siglo XVII. La glándula pineal es la glándula que permite la comunicación con el mundo invisible. La ciencia avanza teniendo como único límite las leyes de la Naturaleza, no obstante, reiteramos que para que el hombre comprenda por medio de la razón la naturaleza debe adquirir un amplio conocimiento de las cosas que le rodean.


Bajo el axioma aplicado en toda ciencia: «todo efecto inteligente tiene una causa inteligente», evidentemente habrá que descubrir la naturaleza de esa inteligencia.




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